Dispongo de 2.000 euros, ¿invierto o pago deudas?

Si la deuda procede de la tarjeta, de un descubierto en cuenta o un crédito personal, los intereses son tan altos que conviene saldarla cuanto antes

Ante la llegada de un ingreso adicional de 2.000 euros, como un premio de la lotería, la devolución de un impuesto, una paga extra, etc. se debe evaluar en cada caso qué conviene más hacer: si invertir el dinero o emplearlo en abonar los gastos pendientes. Elegir cómo disponer de esa retribución extra no siempre es una tarea fácil. A menudo, el tipo de interés generado de la deuda es más alto que la rentabilidad esperada de la inversión. Otras veces, cuando los intereses de la deuda son bajos, lo más adecuado es intentar extraer una ganancia de ese ingreso con una inversión. En el siguiente artículo se explica qué criterios hay que tener en cuenta para tomar la mejor decisión: invertir o saldar deudas.


Saldar deuda o invertir, difícil elección


Según las cifras del Banco de España, la deuda de las familias cayó un 4,1% en octubre de 2012, con respecto al mismo periodo del año pasado, y ya se sitúa en los niveles más bajos desde el principio de la crisis, en 2007. Sin embargo, la causa de este descenso no se debe al desendeudamiento de los hogares, sino al retroceso de los créditos al consumo y de las adquisiciones de bienes duraderos.

En este sentido tiene mucho que ver también el desplome de la compra de vivienda, con lo que se ha reducido el saldo de las hipotecas. El descenso en la firma de hipotecas, añadido a las que se van pagando, propicia que las familias españolas deban menos dinero a los bancos. Estos datos corroboran que en nuesto país se prefiere ir abonando poco a poco las deudas pendientes a las entidades, antes que hacer nuevas inversiones.

Cuando el tipo de interés del crédito es alto y no hay un panorama óptimo para la inversión, conviene abonar la deuda

Aunque lo primordial en cualquier economía doméstica debe ser abonar las deudas pendientes, promover el ahorro o la inversión sí puede generar un beneficio significativo, cuando hay oportunidades de negocio. Ante la llegada de un ingreso adicional de 2.000 euros, hay que sopesar las posibilidades que se presentan, además de evaluar y analizar las oportunidades existentes en el mercado. Se debe tener en cuenta que, cuanto más grande es la deuda, mayor es el ahorro que se genera al pagarla, puesto que se reducen las tasas de interés aplicadas a la misma.
Abonar la deuda cuando los intereses son altos

La prioridad entre el pago de deudas y el ahorro, ante un ingreso adicional, debe medirse por las características de la situación económica en dicho momento.

Si los tipos de interés de los créditos son altos y no existe un panorama óptimo para la inversión, lo más conveniente es abonar antes las deudas adquiridas.

Si las tasas de interés de la deuda son bajas, se cuenta con un periodo considerable de tiempo para abonarlas, hay buenas oportunidades de inversión y un alto potencial de revalorización, lo mejor es invertir el ingreso adicional.

De cualquier modo, siempre . Lo más prudente es sufragar las que mayor tipo de interés tengan, abonando primero las más apremiantes y las de menor cuantía.

Así, conviene saldar cuanto antes las deudas provenientes de:

Los créditos personales. Son los créditos con tipos de interés sobre el 15% que las entidades conceden a los usuarios para un fin determinado (la apertura o ampliación de un negocio, una avería en el hogar, una intervención quirúrgica, etc.).
Los créditos al consumo. Tienen un tipo de interés entre el 8% y el 15%. En estos créditos el capital prestado se suele destinar a adquirir bienes y servicios de uso familiar y personal, como un coche, una reforma de la vivienda, etc.

Los créditos rápidos. Su tipo de interés es muy elevado, por encima del 20%. Son préstamos de pequeña cuantía (con un máximo de unos 7.000 euros), que se asocian a situaciones de urgencia o de consumo imprevisto.

Las tarjetas de crédito. Cuando la deuda proviene de una tarjeta de crédito, en algunos casos, los tipos de interés que se abonan por los adelantos recibidos llegan a superar el 20%.

Los descubiertos en cuenta corriente. Tienen un alto interés por parte de los bancos y se sitúan entre el 8,5% y el 25%, en función del tipo de cuenta corriente y entidad.

Financiar compras a través del descubierto supone incrementar el riesgo de sobreendeudamiento, por el alto coste que conlleva y porque, a partir de ese momento, el banco ofrecerá más inconvenientes a la hora conceder un crédito. Por otra parte, tampoco conviene cubrir el descubierto a través del uso de tarjetas, ya que el coste del tipo de interés aplicado a la tarjeta se suma al del descubierto.
Invertir si los intereses de la deuda son bajos

Si la deuda contraída es la hipoteca, mientras el euríbor esté en niveles bajos (alrededor del 1%), es preferible invertir en un depósito a plazo (cuyo interés es más alto) que amortizar la hipoteca.

Cuando se opta por invertir, hay que tener en cuenta que los plazos de permanencia en el producto no sean muy altos. La inversión ha de hacerse a corto plazo (a un máximo de tres meses) para poder ajustarse a las obligaciones de pago de la deuda. Además, conviene escoger un producto cuya cancelación anticipada no esté penalizada.

Si se opta por invertir, hay que procurar que los plazos de permanencia en el producto no sean muy altos y que su cancelación anticipada no esté penalizada

El mejor producto depende de la inversión que se quiera realizar, el plazo durante el que se pretende hacer la imposición y el riesgo que se quiera asumir. No hay que olvidar que cuanto mayor sea la rentabilidad esperada, se asume más riesgo de perder capital. Entre los productos donde se puede invertir destacan:

Comprar valores del Tesoro.


Una opción es invertir en Letras del Tesoro a tres meses. Pese a que no brindan una altísima rentabilidad, es un producto que confiere gran seguridad a los ahorros. En noviembre de 2012, el Tesoro Público repitió el éxito de las últimas subastas, gracias a la calma de los mercados, y colocó 1.480 millones de euros en letras a tres meses, con una demanda que ha superado en 3,5 veces lo colocado y el interés medio, además, se ha situado en el 1,2%. Esto ha permitido al organismo iniciar la prefinanciación del año 2013, una vez cubiertas las necesidades de financiación del presente ejercicio.


La inversión en Bolsa.


Las compañías del sector energético, como Endesa, Enagás o Red Eléctrica, suelen dar una alta rentabilidad, sobre todo en los meses de invierno. Por su parte, la entidad financiera Citi prevé que la empresa española Inditex subirá un 16% en 2013 y cree que la renta variable europea ofrecerá mayores rentabilidades que la estadounidense. Otros valores donde poder invertir son: la constructora OHL, las compañías ferroviarias CAF y Ferrovial (con una cartera de pedidos internacional y con reducida exposición a España, se prevé que suban más de un 30% durante el próximo año), Tubacex, los laboratorios Almirall y Abertis (con revalorizaciones esperadas para 2013 de más de un 20%), Telefónica y los bancos Santander y BBVA.

Realizar un depósito a plazo.


Según la entidad y el tipo de producto, hay depósitos que abonan su rentabilidad cada mes, trimestre o semestre, y no al vencimiento. Los bancos suelen presentar mejores promociones para atraer dinero nuevo: depósitos que ofrecen tipos de interés de hasta el 4%, aunque los plazos mínimos son de 12 meses.

Aun así, al suscribir el depósito, hay que tener en cuenta la vinculación exigida y la obligación de contratar varios productos adicionales en la entidad. Algunos depósitos se pueden contratar a través de Internet y otros solo pueden hacerse acudiendo a la sucursal o telefónicamente. En función de la entidad, un depósito a plazo de tres meses puede generar un interés entre un 0,9% y un 2,2%, con una TAE que oscila entre un 0,9% y un 2,26%.

Los pagarés.


Son productos más complejos que los depósitos bancarios, pero tienen unos plazos de vencimiento más cortos (semanas e, incluso, días), aunque no están garantizados por el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD). Asimismo, son menos líquidos que los depósitos, ya que si se quiere recuperar el dinero antes del plazo de vencimiento, hay que acudir al mercado secundario de deuda, con el riesgo de perder parte del capital invertido.